¿Qué es la gestión de fugas?


Géstión de fugas en redes de distribución de agua

En el ámbito de las redes de distribución de agua potable, se denomina “gestión de fugas” al proceso sistemático mediante el cual los responsables de dicha red buscan día a día disminuir el impacto de las fugas parentes y reales en el funcionamiento del sistema de distribución. Con la finalidad de minimizar los costos por sobre producción de agua potable, mejorar la calidad de abastecimiento y lograr un mejor desempeño en los momentos elevadas demandas, para poder mantener el abastecimiento del líquido vital.

Problemática de las fugas de agua

La práctica diaria indíca que gestionar las fugas de agua em las redes de distribución es un proceso más complejo que lo que se puede pensar en primera instancia. Las fugas de agua es uno de los problemas más esquivos en la administración de cualquier red de distribución de agua.

Algunos motivos de la complejidad del problema son:

  • Las instalaciones de la red son en su gran mayoría subterráneas, quedando ocultas e imposibilitando la simple inspección visual.
  • En muchos casos, únicamente el agua que se entrega a los clientes suele ser medida en forma directa, el agua potabilizada solamente se estima en función de las horas de funcionamiento de las bombas y sus especificaciones de fábrica.
  • Por regla general, los medidores mécanicos de flujo volumétrico tienen errores relativamente altos (5% o más en ciertas condiciones).
  • A lo largo de su vida útil, los medidores experimentan un cierto envejecimiento, con la consecuente perdida de exactitud.
  • La cálidad del agua influye en la velocidad de envejecimiento de los medidores.
  • Además de las fugas reales, existen las llamadas “fugas aparentes”. En cualquier instalación, la presencia de fugas aparentes interfiere en la determinación precisa del nivel de fugas reales.
  • El agua es un servicio vital, por lo que su administración en la mayoría de los casos no genera ganancias que solventen grandes inversiones en medición.
  • Cuando se usan tanques de reserva los usuarios no detectan la falta de presión, por lo que disminuye la posibilidad de que los usuarios finales den alertas tempranas.
  • Desde el punto de vista de la planta potabilizadora, muchas veces la disminución de presión por fugas se compensa con mayor potencia de bombeo, provocando un aumento del flujo de la pérdidas.

Agua no facturada, fugas reales y fugas aparentes

Además de las fugas reales, que refiere a la pérdida de agua que se produce en la red de distribución antes de ingresar a los medidores de domiciliarios, se debe contemplar tambien el caso del agua que efectivamente se entrega a los domicilios pero que no se contabiliza. Dicha sub-medición recibe el nombre de “fugas aparentes”.

La suma del agua que se bombea desde las plantas potabilizadoras, pero que se pierden en las tuberias de distribución (fugas reales), o bien, que se entrega a los usuarios pero no se mide (fugas aparentes), recibe el nombre de Agua No Facturada (ANF).

El nivel de fugas y/o ANF puede ser alarmantemente alto, pero tambien los valores son muy variables y cada caso se debe estudiar en forma particular. En la bibliográfia especializada se reporta que una red de agua puede presntar tipicamente fugas reales entre el 30% al 40%, y diminuyendo hasta el 15% en redes con sistemas de gestión de fugas bien consolidados. Por otro lado, según consultas y estudios preliminares realizados en el litoral argentino, por distintas problemáticas de la inherentes a dicha región, el nivel típico de ANF puede rondar entre el 50% y el 70%. A nivel nacional, la empresa de nacional de aguas y saneamiento (AySA), que opera en la provincia de Buenos Aires, ha reportado que luego de implementar un sistema de busquedas de fugas por satelite, han logrado reducir el nivel de fugas reales a aproximadamente un 30%.

Otra incognita importante para orientar un proceso de gestión de fugas es cuanto pesa cada tipo de fuga en el agua no facturada total de una cierta red. En este caso, los datos de estudios son aún más escasos. En cada red de distribución, la proporción de fugas reales y aparentes que componen el ANF pueden cambiar en forma notoria. Sin embargo, podemos tomar como indicador los resultados que han publicado los responsables de Kamstrup, una empresa pionera en el desarrollo de medidores de agua inteligentes. Según una serie de encuestas que se realizaron a empresas de agua en Europa, con el fin de conocer cómo era su distribución del agua no registrada, el 22% eran debidas a fugas de agua aparentes y el 78% eran fugas reales.

Si bien, ambos tipos de fugas producen un sobre costo para el sistema de distribución de agua, se debe tener en cuenta que tienen impactos distintos desde el punto de vista económico y de uso del recurso. Las fugas aparentes generan una situación de inequidad en el sentido que un conjunto de usuarios deben compensar económicamente el agua que se ha entregado a otro conjunto de usuarios (y que se presume que ha sido utilizada) y no se ha contabilizado, todo esto debido unicamente al impacto de los errores de los sistemas de medición que se incrementan con la edad de los elementos de medición. Mientras que, las fugas reales, generan un sobre costo a todos los usuarios del sistema, asociado a un flujo de agua que se ha potabilizado, pero no tuvo uso alguno.

En este sentido, es deseable minimizar el impacto de ambos tipos de fuga por motivos de eficiencia del servicio, y a su vez, contribuir a la equidad en el uso de los recursos.